martes, 6 de agosto de 2013

¡Nos estamos despertando!

Hace un mes tenía unas ganas inmensas de escribir sobre varias cosas y lo dejé pasar pero voy a hacerlo ahora aunque ya no con las ideas que tenía, pues ya no recuerdo perfectamente.

En estos meses estuve adentrándome más en una organización internacional que lucha por los derechos humanos y fui conociendo gente muy buena, muy consciente de la realidad y muy positiva, así que también me manifesté más, como ya lo iba haciendo el año pasado a través de las redes sociales, contra todo tipo de injusticias, lo que me llevó también a querer participar en una manifestación de mis compatriotas, cosa que siempre quise hacerlo desde la época del “Primero de Marzo”, cuando era muy pequeña y no entendía todavía lo que pasaba en mi país. Esta vez invité a varias personas a través de las redes y fui a manifestar mi repudio contra los parlamentarios que aprobaron a medias una ley tan estúpida, en la que un diputado podía jubilarse en cinco años percibiendo un salario multimillonario cuando los docentes están peleando por una jubilación después de 25 años y por un mísero sueldo. Mi experiencia allí fue más que buena ya que nunca había visto a ancianos manifestándose, siempre veía jóvenes que reclamaban por esta injusticia, pero me llamó y me tocó en el fondo del corazón ver a varios ancianos en esta manifestación.



Era un día frío y mi mamá, como siempre no quería que vaya, pero me venía a la memoria las frases que había escrito en las redes y mi posición acerca del tema, y habría sido una gran incoherencia si no iba a manifestarme por culpa del frío. La idea no era solucionar lo que nos parecía injusto sino manifestar nuestro repudio hacia estos diputados y senadores, que se sienta nuestra vos, sumando la mía con todos, así que fui.


En una de esas todos coreamos canciones como “Patria Querida” y cada vez se volvía más sentimental y patriótica la situación, era contagiante la energía de todos los jóvenes presentes en la plaza, el frío ya i se sentía, todos querían hablar a través del micrófono, y lo hacían por turno, cuando una anciana agarró el micrófono y habló, contó brevemente su historia diciendo que era maestra hace años y que hasta ahora sigue esperando su jubilación para cobrar una miseria por enseñar tantos a los que tal vez hoy estén allí arriba, pero no pudo terminar de hablar porque empezó a llorar. Fue algo que a lo mejor no haya salido en la televisión, pero nunca voy a olvidar, me dió tanta rabia y me sentí tan impotente al verle llorar y no poder hacer nada por ella. Así me comprometí a mí misma a hacer algo por este país desde donde esté, haciendo lo que me gusta, ayudando y sobre todo tratando de cambiar, no el mundo, pero sí la mentalidad de muchos paraguayos y de los que quieran un mundo mejor, todos podemos cambiar desde donde estemos, solo tenemos que despertarnos antes para levantarnos y resistir para seguir y... algún día algo va cambiar, algo bueno va llegar. Sólo eso falta, despertarnos, y lo estamos haciendo. Y eso me demostró que los paraguayos ya estamos dando el primer paso... ¡Nos estamos despertando!

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