Antes
de contar la gran odisea que uno debe pasar en Paraguay para encontrar empleo,
me gustaría decir que ya no sé hacia dónde voy y en qué lugar iré a parar. Este
difícil camino lleno de desilusiones, desesperaciones, decepciones y además de
mucho cansancio, estrés y sobre todo depresión, tuve que iniciar hace siete
meses cuando mi jefa, en ese entonces, me despidió. Con unas palabras
“cordiales” y un abrazo cínico me dijo que ya no podía seguir trabajando ahí y
que “enseguida” conseguiría otro empleo.
Así que
tuve enfrentar la difícil tarea de contarle a mi familia y sobre todo a mi
mamá, que me despidieron y lo peor de
todo que no había razones para que me despidieran más que los roces y las
diferencias que teníamos mi ex jefa y yo. Ese día no dimensioné mucho lo que me
estaba pasando y menos que a estas alturas podía seguir sin trabajar. Como ya
tenía ganas de salir de vacaciones y estaba cansada de trabajar allí me vino
bien pero no dimensioné los efectos que tendría en mi vida y sé que ella (mi ex
jefa) tampoco lo hizo, ni pensó en todo el daño que podría causarme ahora, pero
todo se paga en esta vida. Ahora la veo en un programa televisivo, la veo tan
infeliz como siempre y sé que algún día tendremos que volver a vernos la cara,
algún día la rueda de la vida va ponerme arriba y a ella abajo.
Bueno,
como estaba contando empecé este difícil trayecto con muchas esperanzas siendo
que ya tenía experiencia laboral en el área de comunicación y periodismo, que
es mi carrera, pero pasó un mes y ya comencé a sentirme mal, luego pasaron dos
meses y ya pedía a todos que me avisaran cualquier anuncio que lean por ahí
sobre algún puesto de trabajo, y como tengo muchos amigos, me enviaron mensajes
a mi cel, al Facebook, al mensaje directo del Twitter, de todos lados recibí el
apoyo de mis amigos, de mis compañeros de facultad, mis ex compañeros de
trabajo y a todos les agradecí, pero sólo a algunos les comenté lo mal que se
siente estar así, ver que tu familia no puede con todos los gastos de la casa,
tener hambre en las mañanas que no hay ni un solo pan para desayunar, sentir
esa impotencia de querer ayudar a tus padres, a quienes les debo todo, ver ese
desgano de tu papá cuando lo que trae a la casa no alcanza y yo sin poder hacer
nada, y escuchar todos los días el reproche de mi mamá por haber sido tan
chocante con mi ex jefa, por no haber sido más sumisa con ella y aguantar el
horario que cumplía por más tiempo y por reclamarle muchas cosas que a mí me
parecían injustas.
No es
nada fácil seguir adelante, mantener la fé y la esperanza cuando las puertas
del trabajo de tu propio país se te cierran en la cara. Y me cuesta admitir que
rechacé como dos propuestas de trabajo porque no me sentía segura de poder
hacerlo, es decir por miedo. Ahora, miro hacia atrás y me pregunto ¿Por qué
tuve tanto miedo si yo me preparé para realizar este tipo de trabajo, porque
sería algo nuevo, porque soy una persona insegura que no confío de mí misa? Y
daría todo por volver a ese tiempo y aceptar con mil gusto aquél empleo. Pero
no puedo retroceder el tiempo, y ahora me queda tratar de seguir para adelante,
y de la misma forma con que inicié este camino tengo que volver a tener esperanzas.
Así
como anteriormente comenté, envié a varias partes mi C.V. algunos lugares me llamaron,
me entrevistaron y me dieron muchas esperanzas, pero terminaban diciendo
“cualquier cosa, te llamamos en la semana” y me quedaba esperando, como dice mi
papá “esa llamada que nunca llega”, o en otros casos me enviaban por correo
algo así “Muchas gracias por enviar su curriculum pero hemos elegido a otra
persona, lo tendremos en nuestra base de datos”, y así pasaron unos meses,
cuando en una ocasión envié por mail a un correo que me recomendó un amigo y un
momento después me respondieron pidiendo que me presente al día siguiente en un
lugar para una entrevista y una práctica, me preparé y practiqué toda la tarde
porque era para una radio nueva, al día siguiente me levanté temprano y me fui,
me bajé del bus y tuve que caminar como ocho cuadras, busqué la dirección y no
encontré, pregunté a varias personas y luego de mucho encontré la calle y la
numeración, era una casa que no se terminó de construir y se abandonó, luego
llamé al número que me dieron de la supuesta radio y me atiende una mujer que
parecía ser una empleada por su forma de hablar, luego me pasan con el supuesto
jefe y me dice que me acerque y que solo toque el timbre, y volví a ir pero la
numeración era de la casa abandonada de igual forma toqué el timbre de al lado y
nadie salió, por lo que me sentí una ESTÚPIDA pero con mayúscula, me dio tanta
rabia que me haya ido hasta ahí, sin pensar siquiera que podría haber sido una
persona que realiza tratas de personas, o algún delincuente que se aprovecha de
las personas que buscamos trabajo, ¿Cómo no me dí cuenta que nada era seguro ya
que no tenía ni el nombre de la futura radio, y el correo era personal?
Decepcionada de mí misma y enojada con la vida volví a casa.
Así
también antes de esto fui a un casting de la televisión pública con alguna
esperanza pero salí más decepcionada de mí por mi mal desempeño en la prueba de
cámaras y me lamento hasta ahora no poder cumplir el sueño de mi mamá que es
verme en la tele.
Lo último
que me pasó, no sé si sentir rabia o lamentarme, recibí una llamada de una
persona que dijo ser vecino de telefuturo (canal de televisión), mi mamá le
atendió, y le preguntó por mí ya que yo no me encontraba en la casa, ella le
comentó que todavía estoy buscando empleo y que mañana le devolvería la llamada,
y así lo hice, mi mamá estaba tan esperanzada y yo más o menos, porque esta vez
si desconfié de la llamada que fue a la anoche. Al fin me dispuse a devolver la
llamada y me atendió un hombre, aparentemente de edad adulta mayor, rondando
por los 45 años y resultó que no era nada del canal, sólo vivía cerca y solía
hablar con los periodistas de ahí y que supuestamente él podría darme una mano,
al escuchar eso sólo quise reírme de mí, de él de mi vida en fin, de todo.
Hasta ahora no sé si fue realmente una persona con buenas intenciones que
quería echarme una mano o sólo quería burlarse de mí, etc. Ese mismo día
también fui a una entrevista para un diario, me hicieron una prueba y yo sentí que
le gustó mucho a la persona que me tomó la prueba, luego me dijeron que llevara
mis papeles para el día siguiente, les llevé hasta mi antecedentes policiales y
me fui puntualmente para que luego me dijera “cualquier cosa, te llamamos”!!! Y
así estoy cumpliendo siete meses de luchar contra este sistema de “amiguismo”
para entrar por mis propios méritos a algún lugar donde trabajar haciendo lo
que me gusta, pro creo que terminaría haciendo lo que pueda para ayudar a mis
padres y en cualquier momento salir de este país que les cierra las puertas a
sus propios compatriotas.
Son
siete meses de desempleo, siete meses de estrés, de depresión, de frustración, de
inseguridad y de cansancio. Siete meses que parecen siete años, son los meses
más largo de mi vida, y uno de los peores años, pero aún así sigo creyendo en
Dios, sigo teniendo esperanza de que algo mejor vendrá, y recordando siempre
esta frase “Lo bueno se hace esperar”. Y la frase que leí ayer del papa “Dios
le da las batallas más difíciles a sus mejores soldados”. Algo mejor va venir y
mirando a otras personas no puedo quejarme de mi situación porque todavía tengo
una familia, una casa donde dormir cuando hace frío y amigos que están siempre
para darme fuerzas.